La caza más efectiva del jabalí se realiza en la modalidad de la montería, caza ancestral donde perros entrenados para detectar su presencia, con la valentía de acosarlo para moverlos de sus refugios y agarrarlos en sus huidas son los que entran es su territorio más abrupto de vegetación para provocar su salida a zonas más limpias y poder tener el lance de cazarlo, siempre que la astucia del jabalí y sus sentidos no le den la opción de escapar.
La huida del jabalí no es una decisión tomada al azar, los caminos que toma en su fuga están predeterminados por su instinto y sus desarrollados sentidos del oído, y del olfato, no corren aventuradas sin saber por donde trasiega su escapada, van a zonas más silenciosas y sin olores extraños, pero para eso está el gestor de caza, para contratar perros buenos de rehalas y poner los puestos en lugares estratégicos para poder abatir a estos astutos y esquivos animales.