El gran duelo al rey de Gredos
Domingo, 25 Mayo 2025

La caza del macho montés en esta región es una actividad que requiere gran destreza y conocimiento del terreno, ya que el animal se desplaza por zonas de difícil acceso y en altitudes que superan los 2.000 metros.
Cazarlo exige algo más que puntería. Exige paciencia, silencio, y el conocimiento íntimo del terreno. Cada jornada comienza cuando aún reina la oscuridad. Se parte al alba, con el corazón ligero y la mochila cargada, sabiendo que lo que espera no es solo un lance, sino un desafío al alma.
Durante horas, a veces durante días, se rastrean sus querencias. Se observa el viento, se escuchan las piedras. Se aguarda. Porque la espera forma parte del arte. Porque en esta caza, el éxito no está garantizado ni buscado con ansiedad. El verdadero cazador sabe cuándo disparar y cuándo no.
Y cuando finalmente aparece, se recorta su figura sobre la cresta, inmóvil como un dios antiguo todo se detiene. Hay algo sagrado en ese instante. Un silencio más hondo que el del propio monte. El macho observa desde lo alto, dueño del territorio, sabedor de que ha sido cazado mil veces y de que no siempre ha sido vencido.