El grito del otoño: el ritual que domina en la dehesa
Martes, 2 Diciembre 2025

Con el inicio del otoño y los primeros fríos, el monte se llena de sonidos que anuncian la época de celo del ciervo. Los machos, impulsados por la necesidad de imponerse, hacen oír sus bramidos para hacerse notar entre los demás y atraer a las hembras. Para quien practica el rececho, estos días se convierten en un ejercicio de discreción y observación, donde cada movimiento y cada ruido del bosque tienen significado.

 

En fincas gestionadas de forma cuidadosa, como El Águila o El Hornillo, este periodo se vive como un verdadero espectáculo natural. Allí, la labor de los guardas, el respeto del cazador y el comportamiento del propio ciervo se unen en un equilibrio que permite disfrutar del proceso sin alterar la dinámica del ecosistema. El ciervo ibérico, protagonista de estas semanas, destaca por su porte sereno y por la imponente figura que adquiere cuando su canto de celo resuena. Su población en España es amplia, superando con holgura varios cientos de miles de animales.

 

Durante septiembre y octubre, los venados de mayor edad abandonan las zonas más cerradas para presentarse en claros y valles al amanecer y al anochecer, luciendo una cornamenta que emplearán en choques y enfrentamientos con otros machos. En esta etapa, cuando están más distraídos y desafiantes, el rececho depende menos de las huellas y más del oído: un bramido profundo que atraviesa la niebla y revela la presencia, la fuerza y la jerarquía de quienes disputan el territorio.