El rebeco es un auténtico símbolo de la vida en las montañas, no ha tenido la necesidad de adaptarse a la vida nocturna como la mayoría de las especies cinegéticas para sobrevivir de la invasión humana. Su vida transcurre por encima de los 2.000 metros de altitud, que es lo que le da la tranquilidad. Los Picos de Europa son el habita perfecto para la vida de los rebecos. Las montañas tienen en la parte baja mucha y variada vegetación y en la parte alta praderas y rocas, comida y refugio. El rebeco se alimenta principalmente de hojas de árboles, arbustos y líquenes, variando algo según la estación del año.
En verano la temperatura juega un papel importante en el hábitat que ocupa. A primeras horas de la mañana abandonan las zonas escarpadas donde pasan la noche generalmente con poca actividad, para ocupar las praderas subalpinas donde pastan hasta que el calor comienza a apretar.