Cazar la montería desde el corazón de la mancha es apasionante, es donde los perros de las rehalas muestran sus cualidades y se justifica la existencia de estas razas, sobre todo en monterías donde el monte es apretado y conseguir sacar a los cochinos de sus encames es todo un sacrificio.
Dentro de la mancha es donde se inicia la caza, cada perro tiene su historia, los rehaleros sienten y viven la montería. En las manchas duras es donde se inician los lances de los jabalíes para que se puedan oír los disparos. Los rehaleros ponen su experiencia en favor del lance, su energía para moverse entre ramas y su pasión por sus perros que son el alma de la montería. Estos perros que pueden hacer hasta 60-70 kilómetros de carrera en un día normal de montería, para que el cazador tenga esos segundos de gloria.