Segundos de gloria: el arte de cazar el jabalí
En las monterías centradas en el jabalí, la actitud del cazador cambia por completo respecto a las monterías de reses. La atención debe ser absoluta, casi instintiva. Cada pequeño crujido en el monte, cada eco lejano, puede anunciar la entrada de un guarro que llega sin avisar. Es un tipo de caza que exige reflejos rápidos y una conexión total con el entorno, pues las oportunidades aparecen y desaparecen en cuestión de segundos.
No es casualidad que se afirme que, para abatir un jabalí, suelen consumirse varias balas más que en el caso de los venados. La astucia natural de estos animales —capaces de desaparecer entre la maleza con una rapidez sorprendente— hace que el porcentaje de acierto sea menor. Su comportamiento imprevisible, unido a la velocidad con la que rompen la mancha, convierte cada lance en un auténtico desafío incluso para cazadores experimentados.
En esta jornada, además, la orografía y la vegetación añaden un grado extra de dificultad. Se trata de una mancha muy abrupta y cubierta, donde apenas se distinguen los animales hasta que prácticamente los tenemos encima. Por eso, los puestos situados en pequeños claros se convierten en auténticos puntos estratégicos: allí se espera el lance, sabiendo que el jabalí, cuando aparece, lo hace fugazmente. Una caza intensa, técnica y emocionante, ideal para mostrar en nuestro programa.