“A mí me llevó una vecina, Josefa, a la academia de canto que había entonces aquí en Almendralejo". Era la academia de Juan Blasco, y el pianista de esta academia era Diego Bote, allí ensayábamos y aprendíamos canciones, pero no hacíamos ejercicios con la voz. Ni cantar con el diafragma ni nada. Estábamos muchas niñas, había niños también. Hacíamos galas en Hornachos, Villafranca de los Barros, Valencia de Alcántara, Zafra en la plaza de toros…iban nuestras madres con nosotros. Cantábamos las coplas de aquellos tiempos, de Mari Fé muchas. Una compañera mía, Filo Fernández, su madre vendió la casa y se fue a Madrid y la puso en una academia, estuvo en el tablao de la Morería, hizo películas con Alfredo Landa, tenía de nombre artístico Coralito de Palma. Juan Blasco quiso mandarme a Sevilla, a aprender con Adelita Domínguez, pero mi madre no quiso porque decía que era muy pequeña. La primera vez que canté saeta de niña fue con el señor de la academia, era muy chica cuando canté en la Semana Santa de mi pueblo. He sido autodidacta. A los 13 años lo dejé, porque era tan tímida que no quería salir a cantar, no podía subirme a los escenarios”
El amor por la música lo ha heredado uno de sus nietos, Miguel Ángel, que es el director de la Banda de Música de la Merced de Almendralejo.
