"No me puse zapatos hasta que tuve 12 años" Antolín y una vida de dificultades
Jueves, 26 Septiembre 2024

Antolín es una de esas personas que ha tenido que batallar mucho para tirar adelante. Gente que pasa muchas vicisitudes porque la vida no le ha regalado nada. Primero, muy joven, unos seis años de molinero, después hasta sesenta y dos años -sumando lo del molino- dedicado a la agricultura en sus tierras, no muy grandes, más bien modestas, y en otras después casi con una economía de subsistencia al principio y de venta ambulante más tarde.
Su vida nunca fue sencilla. Nació en un momento difícil, en plena guerra civil. La situación, obviamente, no era sencilla. “Mi padre era operador de mulas. Tenía sus yuntas y hacía los portes que podía. Mucho trabajo”. Eso sería cuando Antolín tenía unos 5 años, más o menos. La finca en la que trabajaba su abuelo contaba con unos cuatro o cinco manijeros y fue vendida a otra persona, pero como el señor Juan, el abuelo de Antolín, “había trabajado tan bien y se iba a quedar con una mano delante y otra detrás, le ofrecieron la posibilidad de coger una huertecilla que había -tres fanegas, que serían unos 20.000 metros cuadrados, unos pocos-, el molino y una casa”.