Con motivo del Día de la Tierra, la ORG conservacionista Greenpeace presentaba hace unas semanas el informe “HablaRural: El papel clave de la España rural frente a la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad”.
Un estudio que analiza el uso del suelo a lo largo de los 505.000 km2 del territorio español y sus municipios. Un análisis que arroja una clara conclusión: los pueblos ayudan a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y contribuyen 20 veces más a la conservación de la biodiversidad. Por ello, necesitamos pueblos vivos y fuertes para afrontar el mayor reto que vive la sociedad. Paloma Nuche, autora del informe, nos recuerda que la 'España Rural' es la que alberga los ecosistemas que protegen nuestra biodiversidad más valiosa.
Entre esa biodiversidad tan valiosa están nuestras dehesas. Ecosistemas propios derivados del bosque mediterráneo formado por encinas, alcornoques u otras especies, además de matorrales, generalmente destinados al mantenimiento del ganado, a la actividad cinegética o al aprovechamiento de otros productos forestales, como la leña, el corcho, o la búsqueda de setas.
Precisamente, el término dehesa viene del latín defesa - defensa- Greenpeace sostiene que la 'España Rural' necesita un fortalecimiento urgente y pone el foco en los municipios. De ahí, que se apueste por potenciar la agroecología como solución para revertir el problema de la España abandonada y la crisis ecológica que estamos viviendo.
Greenpeace sostiene que la 'España Rural' puede ser la gran aliada contra el cambio climático. Entre otras cosas, porque el medio rural y natural es quien nos alimenta, razón que debería ser definitiva para protegerlo. Pero también para combatir la despoblación.
La Decana del Colegio Profesional de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Extremadura matiza este punto. Hace unos meses nos contaba que la despoblación no sólo se combate con la llegada de nuevos habitantes a nuestros pueblos, sino también con la llegada de recursos para que a esas localidades no les falte de nada y puedan ser habitables. Eva Flores recuerda que nuestra tasa de envejecimiento es muy elevada y las tasa de nacimientos muy baja. A esto se le suma la época de crisis que estamos viviendo, sobre todo a la falta de empleo, lo que se convierte en el cóctel perfecto para que el decrecimiento sea mayor.
Un transporte público en condiciones y una red viaria y ferroviaria que vertebre la región... además de la rehabilitación de las casas para que sean eficientes.... también son factores esenciales tanto para combatir la despoblación como para frenar la emergencia climática en la que estamos sumidos.