Invisibles, anuladas o castigadas, incluso, hasta la muerte. Así define la extremeña Flor Fondón la vida que les espera a las mujeres y niñas afganas una vez que los talibanes al vuelto al poder. La Presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura ha pasado esta mañana por Primera Hora.
Fondón ha pedido ayuda y apoyo para ellas a nivel internacional y que no se las olvide cuando todos estos cambios en el país dejen de ser portada en los periódicos. Está convencida que, de nuevo, las mujeres y las niñas volverán a desaparecer de la vida pública, serán invisibilizadas para toda la sociedad, fundamentalmente patriarcal y se convertirán en "bultos negros que no se distinguen unas de otras debido a la imposición del burka".
Ha recordado el nivel tan alto de suicidios de niñas y mujeres que se han registrado a los largo de los años en Afganistán y ha incidido en la "involución" que supondrá la llegada de nuevo al poder de los talibanes, hombres extremistas islámicos ultraconservadores. Ha reconocido Flor Fondón que la actual situación que se vive en este país asiático se debe más al propio patriarcado imperante en la sociedad que a una cuestión de religión.
Fondón ha destacado también las prohibiciones que, en su día, en 'los años del terror', desde 1996 hasta 2001, en el primer régimen talibán, se impusieron a las mujeres: desde estar prohibido estudiar o trabajar, hasta ir a un centro de salud que no tenga mujeres sanitarias, pasando por no poder reírse a carcajadas, utilizar zapatos de tacón que hagan ruido o. incluso, salir de casa si no es acompañada por un hombre de su familia.
A todas estas prohibiciones, interpretadas de la 'Sharía' por los líderes talibanes del Emirato Islámico se le suman las penas severas a las que podrán ser condenadas si incumplen cualquiera de ellas: lapidación pública, azotes y castigos físicos e, incluso, amputación de miembros. La Presidenta de ADHEX ha insistido en que estas prácticas, tanto las prohibiciones como los castigos son crímenes contra los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
Ha insistido también en la necesidad de que que se abran corredores humanitarios seguros para toda persona que quiera abandonar Afganistán por miedo a represalias. El mensaje que envía a la comunidad internacional es claro: que nadie se olvide de esas niñas y mujeres que, como siempre durante toda la historia de la humanidad, en todos los conflictos bélicos se convierten en botines y en meros objetos de intercambio para el goce de 'los señores de la guerra'.