Podía haber sido un partido más en un campo con un estado del césped lamentable, pero esta vez las consecuencias son más que palpables, El resultado no se achaca al terreno de juego pero el Mérida perdía el domingo en Melilla más que el partido. La salud de los futbolistas se pone en juego cada vez que no se celebran partidos en un césped mínimamente cuidado. El damnificado esta vez ha sido Tomás Bourdal, con una rotura de ligamentos y de menisco que le tendrá apartado durante meses de los terrenos de juego. Y no ha pasado desapercibido para el vestuario. Manuel Bonaque ha mostrado su disconformidad con la posibilidad de que los partidos se disputen en estas condiciones. Pide reflexión y actuación a la federación, que le den "importancia a la categoría".
Entre tanto, el equipo prepara un partido clave como el del domingo ante el Sanluqueño. Para un partido así, Bonaque pide calma y tranquilidad, jugar con templanza, con los minutos y con confianza.
Si se gana, será un paso casi definitivo hacia la salvación. Si se pierde, el miedo volverá a la grada del Romano.