Mizzian es uno de los jugadores que ha cambiado la imagen del Mérida en este último mes y medio. Llegó al final del mercado de Segunda Federación, fue titular y marcó en el primer encuentro y no ha salido del 11 desde entonces. Y, desde entonces, el equipo no pierde.
La frescura que le ha dado al equipo en ataque se aprecia ya cuando abre la boca, en cada palabra que dice. Confiado, seguro de sí mismo, atrevido. Era un referente en el San Roque de Segunda Federación pero estaba convencido de que esa no era su liga. Tenía otras ofertas pero eligió la del Mérida pese a su situación en la tabla. Cuestión de confianza: "Aposté bien por mí". "Era un proyecto para yo jugar desde el minuto 1, estoy contento con la decisión de venir aquí. "Yo quería jugar, jugar y jugar para demostrar el jugador que soy". "Aposté por un club que me quería poner a jugar". No hay frase que deje dudas del hambre que tiene y de cómo se la trasmite al equipo desde la generosidad en el juego "Yo no miro lo personal, yo no soy egoísta. Ahora mismo tengo que jugar por y para mi equipo" asume al mismo tiempo que reconoce que si la situación fuera diferente igual buscaría más el gol propio.
Mizzian no es conformista. Mantiene una exigencia máxima, cree que el Mérida debe ganar todos los partidos en casa: "No podemos perder ni un punto", asevera, y no descarta nada ni a nadie, ya esté por debajo como el Linares o por encima como el Alcoyano "cualquiera se puede colar pero que cualquiera se puede caer al pozo. Tú ganas este fin de semana y ya estás mirando al play-off. Yo tengo esa esperanza ¿por qué no? Yo lo suelto, si pasa está todo grabado" sentencia Mohamed Mizzian.
Por confianza y fe, no será.