Desde Semana Santa no pisaba su casa de Plasencia. 4 meses y un Mundial después, vuelve a ver a su familia durante 5 días. En este pequeño espacio de tiempo, nos guarda más de una hora en su agenda para conversar sobre varios aspectos que teníamos pendientes: la competición, su vida personal, el éxito, el fracaso, los costes del alto nivel tanto a nivel físico, mentales o económicos.
Vive a 1.000km. de su ciudad, son las pocas oportunidades que tiene para ver a los suyos. Las comunicaciones hacen que la única opción sea el coche para llegar desde Barcelona. Así lo hizo tras llegar de Japón, de su primer Mundial en Fukuoka. Aterrizar, ir a casa para cambiar la maleta y más de 8 horas de carretera conduciendo junto a su pareja. Todo, con el jet-lag acechando.
MUNDIAL Y JUEGOS OLÍMPICOS
Habla con naturalidad de los aciertos y de los errores cometidos en la última gran cita. El buen resultado en las semifinales del 4x100, las malas sensaciones de la final, el Récord de España en el 4x200 pero la exigencia de una prueba cada día más rápida y con la que sigue soñando debutar en unos Juegos Olímpicos. Esa esperanza está más cerca gracias al relevo y se ve cercana a nivel individual vistos los tiempos realizados en este Mundial.
La conversación da para más. A César Castro se le ve sosegado, veterano ya pese a su pasmosa juventud. Llevamos hablando de él tanto tiempo que sorprende recordar que tiene aún 24 años. Muchas vivencias en este tiempo y no todas positivas. Las lesiones, posiblemente, han marcado su carrera y su personalidad. Al menos, han marcado buena parte de su trabajo diario y que los objetivos se hayan tenido que ir aplazando en un nadador que sigue en la élite 7 años después de deslumbrar al mundo.
DÍA A DÍA
De todo lo vivido, Castro habla de la importancia de la salud mental, del trabajo con la psicóloga, del coste económico de apostar por una carrera deportiva, de las carencias para mantenerse profesionalmente en esta profesión, del ejemplo de otros países, de las dificultades que entraña estudiar y nadar al mismo tiempo y de los problemas que sigue habiendo desde la Universidad Pública para que esto pueda mejorar.
La charla se extiende durante casi una hora y podría haberse alargado aún más. César no tiene prisa pero sabemos que su agenda es apretada, tiene pocos días en casa y mucha gente a la que ver. Aún así, ha guardado una mañana para visitarnos y charlar.