Los tabaqueros esperan que en este 2025, las hectáreas destinadas a este cultivo aumenten en unas 300, hasta llegar a las 6.500. La razón es la subida del precio del kilo de tabaco que perciben, de 2,30 euros a 4,30 euros y a que la hoja que se produce en el norte de Extremadura pueda servir para los vapeadores y el tabaco calentado que comercializan compañías como Phillips Morris. Unos factores que dan más estabilidad a este sector.
En cambio, las amenazas y riesgos para esta campaña están en el retraso de las tareas que han causado las persistentes lluvias de este pasado invierno y el no contar con productos desinfectantes, como el dicloropropeno. Se trata de una sustancia que se utiliza para acabar con las plagas de gusanos que atacan las raíces de dichas plantas. Por lo tanto, muchos agricultores van a colocar los plantones de Virginia o Burley en los suelos de sus explotaciones con menos protección que otras temporadas.
