La negativa de muchas mujeres a denunciar es uno de los problemas en la lucha contra la violencia machista. La dependencia económica o emocional, el miedo o la incapacidad para ver el riesgo son algunos de los motivos que les impiden denunciar. Aún así, la policía y los juzgados actúan de oficio siempre que haya indicadores de riesgo. Nuestra compañera Virginia Pérez de la Puente ha charlado con la jueza y experta en violencia de género, María del Ara Sánchez y con la abogada especialista en este tipo de violencia contra las mujeres, Filomena Peláez.
Nos explican que son los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado quienes hacen una primera valoración del riesgo que corre una mujer. Un riesgo que puede ser bajo, medio, alto o incluso extremo. Depende de factores como, por ejemplo, el pasado del agresor, las circunstancias actuales de la víctima, la dependencia económica, si hay o no signos de violencia o la percepción del riesgo de la propia víctima.
Una situación que se complica si no existe denuncia y no es la víctima quien ha llamado a la policía o la guardia civil. Y es que, en muchos casos, la víctima se niega a declarar contra su presunto agresor. En el caso de que sí haya denuncia, muchas se echan para atrás en mitad del proceso.
El 50% de los casos de violencia archivados lo son porque las víctimas retiraron esa denuncia, bien sea por dependencia económica o emocional, el miedo o la propia incapacidad para ver el riesgo. Por eso, las expertas insisten en la necesidad de que las víctimas cuenten con el apoyo de su entorno y de la sociedad para demostrarles que no están solas.