Las sospechas se están confirmando. El cambio climático, además de elevar las temperaturas y reducir las precipitaciones, también está modificando el reparto de lluvias en Extremadura. Antes llovía más de norte a sur, mientras que ahora, a excepción de La Vera y el Campo Arañuelo, las precipitaciones se concentran más en la zona oeste, que en la este.
De ahí que no llueve tanto en Las Villuercas, La Siberia y La Serena y apenas se recoja agua en los pantanos del Zujar y Orellana. Un efecto con consecuencias directas en los campos de esas comarcas y en las dotaciones hídricas presentes y futuras que pueda tener el Canal de Orellana. La AEMET confía en que en abril y mayo, al menos, las borrascas vuelvan de forma habitual.
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