Los ganaderos empiezan a interesarse por cómo convertir la biomasa que generan y el carbono que absorben sus dehesas en derechos para negociarlos con empresas contaminantes y monetizarlos. Así sus manejos en las explotaciones se transforman en un complemento económico. Es lo que se llama la carbonocultura y que la UE quiere impulsar. Primero, desde la reforestación de suelos, y ahora, con las tareas agroganaderas.
El proyecto Carbogan va dirigido a estos productores, sobre todo a los que tienen rebaños de vacas y ovejas. Cuenta con varias etapas y va desde la formación de esos profesionales, la mejora de esas prácticas y validarlas con el fin de calcular esa biomasa, y convertirlas en derechos de carbono, para su posterior venta a esas industrias. En la actualidad, una tonelada de carbono cotiza entorno a los 74 euros.
