Se llama 'impuesto rosa o tasa rosa' al coste adicional de productos cuando son destinados a mujeres, en especial cuando son funcionalmente idénticos a sus equivalentes destinados a los hombres y, por lo tanto, la diferencia no puede adjudicarse a un mayor costo de producción. El nombre hace referencia a que muchas veces la principal diferencia del producto radica en ser de color rosa, como es el caso de las cuchillas de afeitar desechables.
Esta diferencia no se restringe sólo a artículos orientados a personas adultas también a productos enfocados para los más pequeños y pequeñas de la casa, como por ejemplo, un chupete de color azul frente a otro de color rosa. Afecta a todo tipo de productos, más allá de los relativos a la higiene y cuidado del cuerpo, como por ejemplo a juguetes, útiles escolares y vestimenta.
Y si este impuesto ya es escandaloso, tenemos uno más. La tasa tax o tasa tapón, que hace referencia a la situación en la que los tampones y otros productos exclusivos para la menstruación no tienen las mismas exenciones de impuestos que tienen otros productos considerados de necesidad básica. Quienes proponen este término argumentan que los productos de higiene para el ciclo menstrual deberían estar clasificados en las exenciones impositivas del mismo modo que otros elementos de higiene personal imprescindible. Y es que, no hay que olvidar que las mujeres, algo más de la mitad de la población mundial, necesitan usar estos productos durante aproximadamente una semana al mes aproximadamente, durante treinta años y treinta y cinco años
Sobre estas dos tasas, tan injustas, discriminatorias y arbitrarias reflexiona Lali Bermejo, técnica de la Unión de Consumidores de Extremadura. También hemos preguntado en las calles extremeñas por este impuesto... ¿se conoce? ¿es justo? ¿habría que eliminarlo?