No sabemos si lo inventaron los griegos o los romanos, pero de aquellos tiempos datan los primeros ejemplos de machismo documentado: misoginia, violencia de género, trata de personas... Eran prácticas aceptadas, incluso legales 8 siglos antes de Cristo. Cuesta creer que su reflejo siga vivo aún hoy entre nosotros.
Y es que, no son pocos los paralelismos posibles entre el machismo en tiempos de la civilización griega y la romana con el que convivimos en nuestros días. A veces, como parte de una cultura asumida. Otras, incluso legalizado.
En Grecia, por ejemplo, se aceptaba la violencia sexual. Era casi un honor que un dios violara a una mortal para engendrar a un héroe. Mitos como el de Pandora. Hécuba, las Troyanas o Helena de Troya dan buena fe de ello.
Pero también en Roma. Desde su fundación, acarrea referencias machistas. Basta con evocar "El Rapto de las Sabinas" y a esos primeros romanos que, sin mujeres de las que obtener descendencia, fueron al pueblo de al lado a raptarlas como una mercancía. Todos sabemos que, en Roma, la mujer nacía libre, pero no ciudadana. Pesaba, al igual que ahora, el 'estatus' social.
De hecho, los romanos promovieron el comercio sexual hasta tal punto que se han encontrado registros de casi 32.000 prostitutas oficiales. Las consideraban esenciales para mantener el orden establecido.
No obstante, algunas mujeres intentaron alterar ese orden establecido. Y es que, no todas las mujeres fueron emperatrices. También dejaron su huella mujeres con otros perfiles. Entre ellas "La Gitana de Mérida" que batalló sin tregua por mantener la identidad a la que se sentía vinculada... y a sus patillas! Quizá es el elemento más llamativo por el que podrán reconocer su busto en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
Un reportaje de nuestra compañera Ana Gragera