El bocadillo o bocata, debe reunir cinco cualidades básicas: debe ser fácil de preparar, variado, rápido, cómodo y barato. Y debe ser de pan, pan. Esa es una de las características que lo diferencian de un sándwich.
El origen del bocadillo es tan antiguo como el pan y hay una gran diversidad, dependiendo del contenido, la forma de preparación, el uso de salsas u otros aditivos. Incluso los hay fríos y calientes. Bocadillos que en España se asoció tradicionalmente con la gente humilde, jornaleros y trabajadores, que no tenían tiempo de parar a comer de otra manera.
Su uso fue extendido por el ejército. Desde el siglo XV los bocadillos, un chusco de pan y algo de fiambre, queso, tomate o cebolla, eran bastante comunes en algunas campañas, y dieron origen a la palabra chusquero.
La guerra contra las tropas napoleónicas está detrás también del "pepito de ternera", que se hizo popular entre los diputados de las Cortes de Cádiz, los padres de la Constitución de 1812, popularmente conocida como la Pepa. Cuentan que necesitaban un refrigerio con alto valor calórico para aguantar durante las largas sesiones parlamentarias, pero fácil y rápido de comer. Sin embargo, hay que dice que nació en una taberna de Madrid, en la que el hijo del dueño se llamaba Pepito. Sea como fuere, es uno de los bocadillos más clásicos de la gastronomía española.
Otra variedad muy popular es el serranito. Lleva jamón serrano, al que se le añade pimiento verde y un filete de lomo de cerdo o de pollo. También son muy populares en nuestro país el bocadillo de panceta y el de calamares, así como los de caballa con pimiento en el sur de España.