Son sus octavos Juegos Olímpicos y los ha vivido con tranquilidad pero también con intensidad. Laureano Gil acudía a París como jefe del equipo nacional de natación, una labor que viene realizando desde Río de Janeiro y que compagina con su puesto de trabajador municipal. "Laure" hace coincidir sus vacaciones para poder estar con la selección como miembro del cuerpo técnico, un trabajo voluntario y que no está remunerado.
Uno de las lecturas que nos quedan de esta situación es el camino que falta por recorrer pese a los pasos dados. "El deportista paralímpico ya es reconocido como deportista de élite" afirma el placentino, que ha visto la evolución constante del deporte adaptado desde Atlanta 96 hasta ahora, cuando por fin se han equiparado los premios económicos que se otorgan por las medallas en ambos Juegos. "La igualdad está llegando a todas partes y faltaba esa igualdad para valorar las medallas que se lograban".
En el caso de la natación, España se viene con 15 medallas, la disciplina española más laureada. Gil asegura que iba tranquilo porque estaba convencido de que los resultados llegarían por el trabajo realizado, también con el trabajo de un equipo técnico fundamental para que los deportistas consigan sus resultados. Quizá por eso, el momento con el que se queda Laureano Gil es con el abrazo conjunto tras lograr el bronce con el relevo 4x100 estilo mixto. "Me supo a oro", sentencia Laureano Gil.
28 años después de sus primeros Juegos, de aquella experiencia en Atlanta junto a Enrique Tornero, Laureano Gil no piensa en el futuro, en Los Ángeles 2028, afirma que es algo que no depende de él. De momento, disfruta de lo vivido en París, donde se ha superado lo acontecido en los últimos Juegos. "He disfrutado muchísimo. Han sido unos Juegos increíbles" reconoce al recordar el aspecto de La Defense Arena con más de 15.000 personas en las gradas.