Toni Muñoz, nieta del guardia Civil, Manuel Guillén Expósito, no pudo contener las lagrimas cuando las pruebas de ADN realizadas por Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia
y los Derechos Humanos, confirmaron que una de las personas localizadas en una fosa común de la prisión de Orduña era su abuelo.
Falleció el 30 de marzo de 1941, dos años después ser condenado injustamente y encarcelado primero en Ciudad Real y después en Orduña por acusasiones falsas de sus propios compañeros. A su viuda le comunicaron que había muerto por una úlcera gástrica pero la realidad es que tanto él como el resto de presos sufrieron hambre y frio en aquel campo de concentración franquista.
La madre de Toni quedó marcada por la pérdida de su padre, tenía 11 años cuando murió y tuvo que ayudar a su madre en el cuidado de sus otros cinco hermanos. Durante toda su vida quiso localizar sus restos mortales pero murió hace tres años sin cumplir su objetivo. Ahora su hija Toni podrá, a finales de noviembre, juntarlos en el cementerio de Badajoz.