El rececho de cabra montés es una de las cacerías más emocionantes y auténticas de las que pueden practicarse. Este ungulado es una de las especies más emblemáticas de nuestro país y que despierta el interés de los amantes de la alta montaña.
Su caza se inicia en octubre, época en la que comienza su celo, extendiéndose hasta el mes de enero. Es en este momento cuando los grandes ejemplares salen de sus refugios estivales y se dejan ver con mayor facilidad. Es una especie de hábitos diurnos en invierno y se va haciendo más nocturna conforme avanza el verano. Además, se encuentran dotados para caminar entre rocas y saltar por paredes prácticamente verticales o incluso cubiertas por el hielo, poseen un olfato y un oído extraordinarios.
A la hora de dar caza al macho montés, los movimientos tienen que ser lentos y silenciosos, de modo que nuestra presencia no sea percibida por el entorno y cuando se localice al ejemplar que se vaya abatir, se deberá de estudiar los pasos a seguir para acercarnos, valorando la distancia adecuada para disparar.