La codorniz es una de las grandes protagonistas de la caza menor. Su abundancia, la emoción de su vuelo y la dificultad para detectarla la convierten en un verdadero reto. Se trata de un ave migratoria de pequeño tamaño, que se oculta entre rastrojos y linderos, sorprendiendo siempre al cazador con un despegue brusco y errático. Cada levantada exige reflejos, rapidez y concentración.
En Extremadura y en toda España, la codorniz ha sido durante generaciones la escuela de formación de cazadores y perros de muestra. No solo es un ejercicio de destreza y tradición, también es un vínculo con el campo, con la naturaleza y con la cultura cinegética que ha marcado nuestra historia rural. La caza de la codorniz es mucho más que deporte: es aprendizaje, respeto y convivencia.
Además de su valor cinegético, la codorniz es muy apreciada en la gastronomía. Su carne tierna, sabrosa y baja en grasa es perfecta tanto para recetas sencillas como para platos de alta cocina. En la mesa, cada bocado representa el equilibrio entre tradición y excelencia culinaria. Disfrutarla es cerrar el círculo de una experiencia que une campo, caza y gastronomía.