Los cotos intensivos en nuestros país fueron creados para que todas las personas pudieran practicar la caza a precios asequibles, creándose en zonas con menor población, ayudando al desarrollo de zonas rurales con la mayor afluencia de aficionados y creando unas infraestructuras de alojamiento, restauración y turismo a su alrededor.
Algunos cotos intensivos realizan labores de educación y formación, desarrollando actividades para los cursos de formación del cazador, enseñando en campo cómo se debe realizar la caza práctica. También se han potenciado nuevas modalidades más respetuosas con el medio ambiente como es la caza con arco o actividades controladas como el tiro al plato o los recorridos de caza, o multitud de campeonatos relacionados con la caza, como es el San Huberto.
No hay que olvidar al perro, el protagonista de tantas jornadas de caza ya que en los cotos intensivos se pueden entrenar y pasear durante todo el año en un medio controlado sin peligro. Algunos cotos disponen además de instalaciones como perreras, residencias caninas para nuestros compañeros de caza. Para el entrenamiento de los canes se incluyen cuidadores y entrenadores a disposición de los clientes que preparan pruebas de adiestramiento de perros para caza práctica o para otras pruebas y competiciones.
La necesidad de los cotos intensivos como un necesario complemento de los cotos locales, ya que nacieron para llenar el hueco que había para los cazadores sin sitio para cazar y que funcionan para educar y formar cazadores.