El primer ejemplar encontrado en la Península Ibérica, concretamente en Murcia, fue de hace 3.500 años. Su época dorada fue durante la Edad de Bronce, en el Mediterráneo y la Grecia Helenística, época en la que su principal función fue la ornamental.
El mejor lugar para hablarnos de este gran invento, cuyo secreto están en los principios de la física, es Salvatierra de los Barros. Un estudio realizado por dos profesores de la Universidad Complutense de Madrid, demostró que con una temperatura exterior de 39º y una Humedad relativa del 45% en un periodo de 7 horas descendió la temperatura del agua en 15º, sin embargo esto requiere que el botijo esté completamente lleno. A medida que disminuye la cantidad de agua almacenada, la curva de temperatura varía. A medida que se reduce la cantidad de líquido, más se acerca la curva de temperatura a la del exterior.
Pero hay más factores que influyen en la eficiencia del enfriamiento y mantenimiento de la temperatura del agua, la calidad del barro y la temperatura con la que se trabaja por lo que la porosidad de la arcilla es la clave para el correcto funcionamiento del botijo.