Los corzos están viviendo una expansión natural por nuestra orografía, se ha convertido en una especie emblemática de nuestra península. Estos pequeños ungulados levantan pasiones, dándole significado completamente diferente al mes de abril para muchos cazadores, cuando habitualmente se abre la temporada de su caza.
Cada vez es más importante contar con una adecuada planificación cinegética que permita gestionar de forma óptima el corzo, con el objetivo de mantener las poblaciones y sobre todo, favorecer la presencia de trofeos de calidad.
Si ejercemos una presión cinegética en los meses de su caza, en poblaciones donde la calidad no ha alcanzado aún todo su potencial, eliminando los mejores trofeos cuando aún no han llegado a reproducirse, estaremos provocando un efecto muy negativo sobre las futuras generaciones en ese territorio. Por ello, en aquellos lugares en las que las poblaciones de corzo aún son jóvenes o poco consolidadas, debemos ser especialmente cuidadosos con los animales a abatir y tener siempre en cuenta que nuestros actos de hoy tendrán reflejo mañana.