El clima en la caza de alta montaña es completamente imprevisible. La nieve, el viento y otras precipitaciones pueden complicar un rececho sin importar cual sea la especie de la cacería.
Los machos monteses en esta época del año desarrollan comportamientos diferentes para sobrevivir. Adaptando sus cuerpos al frío aumentando el grosor de su pelaje y adecuan su alimentación en función de la comida disponible. Durante los duros inviernos, cuando la nieve y el hielo cubren las montañas y los altos pastizales, los rebaños descienden hasta los valles en busca de temperaturas más suaves y de pastos más abundantes y tiernos.
A la hora de dar caza al macho montés, lo primero que tenemos que evitar es que nos vean, recordando que en los meses más fríos estos animales pasan más tiempo moviéndose, por ello, es aconsejable ser lentos y silenciosos e intentar camuflarse entre los árboles para pasar desapercibidos.