Cada final de verano, la naturaleza nos brinda la oportunidad de disfrutar de uno de los fenómenos más intensos y fascinantes de nuestra fauna, la berrea del ciervo.
La berrea es una de las armas de seducción de los ciervos. Con esta llamada, salen a reunir a su alrededor el mayor número posible de hembras. Aquellos más grandes podrán escoger territorio y manada, a la que defenderán exhibiendo su poderoso berrido y corneando a otros ciervos que se acerquen a desafiarle. Esta época es tan intensa que los ciervos apenas comen y tienen continuas disputas, por lo que es muy fácil verlos descansar en las sombras de los árboles o verlos heridos por peleas.
Durante la berrea, los guardas aprovechan para contabilizar el número de ejemplares por hectárea, se cercioran de la proporción existente tanto de machos como de hembras, toman nota del estado en que se encuentran, los tamaños, la calidad de la cornamenta y demás factores para poder hacer un buen censo y un buen control poblacional.