Una de las razones que puede atribuirse a la mala reputación que tiene la caza, consiste en la falta de conocimiento de la practica físico-deportiva que debe de realizarse. Tanto el aficionado a los deportes como el crítico tienden a menospreciar a los cazadores, considerándolos como cualquier cosa menos deportistas.
La caza contribuye una actividad que implica una intensa movilización de los recursos materiales y humanos, resultando fundamental la preparación física que no se limita a la actividad en sí, sino que hay que complementarse con ella. De esta manera, el cazador se encontrará en condiciones óptimas para afrontar las jornadas de la modalidad especifica que haya elegido. En definitiva, un cazador con la preparación idónea para ejercer la caza, estará en condiciones óptimas para afrontar las exigencias que nos depara el campo y la naturaleza.