El corzo es una de las especies más apasionantes y sorprendentes que ocupan nuestros montes, con comportamientos y aspectos que llaman la atención, hasta el punto de generar casi una obsesión por su caza. De ahí que sea conocido como “el duende del bosque”. Su caza debe de ser lenta y rastreando cada rincón del monte. Este animal tiene mayor movilidad al amanecer y atardecer, por lo que será durante esas horas cuando resulte más fácil localizarlo.
El hábitat típico del corzo son los bosques poco densos, viviendo tanto en los de árboles caducifolios como en los de coníferas, con tal de que sean relativamente húmedos y presenten abundante sotobosque para poder ocultarse. A diferencia del ciervo, el corzo se ha adaptado perfectamente al hábitat creado por el hombre y ha modificado en muchos casos su alimentación, ya que no está construida exclusivamente por hojas y brotes de plantas.