La caza de la perdiz en ojeo, se realiza en cotos extensos, donde los ojeadores baten el terreno de forma estratégica para guiar a las perdices hacia los puestos, normalmente ubicados en vaguadas, regatos y entre lomas, donde el lance se convierte en un desafío de altura y precisión. Las perdices más esquivas, que aún no han volado, deben ser animadas a emprender el vuelo, evitando que retrocedan o vuelen hacia atrás.
Son muchos los factores que se deben tener en cuenta a la hora de ejecutar el lance a las perdices en ojeo, sobre todo en el adelanto del tiro. Hay expertos en tiro que dicen que el error más común en el disparo a las perdices en vuelo es dejar los perdigones traseros, ya que el instinto les lleva a seguir el impulso de apuntar directamente sobre el objeto que se quiere cazar, olvidándose de que hay que hacer cálculos y métodos para conseguir abatir las perdices como son: La técnica del balanceo, que consiste en apuntar la parte trasera de la pieza y recorrer su cuerpo hasta llegar al pico en las perdices que se disparan a menos de 30 metros.