Las secuelas de un atentado terrorista
Miércoles, 12 Febrero 2020

Antonio es un claro ejemplo de superación. En los años 80 sufrió un atentado de ETA y perdió el brazo derecho. Lejos de rendirse continuó su labor como Guardia Civil y llegó incluso a trabajar montado en una moto y siendo jefe del Seprona en Badajoz. No obstante, con los años le toca pasar por un fisioterapeuta para tratar la rizartrosis, una de las secuelas del episodio que vivió.