Tomás Terrones, pasión y destreza sobre el serrín

“He llegado a este mundo para trabajar”, asegura el carpintero y ebanista trujillano Tomás Terrones. A sus 77 años, no falla ni un solo día a su taller, situado en su casa, que se ha convertido también en un museo de sus obras de arte. A pesar de estar jubilado, la madera es su mayor afición. Pasa cuatro o cinco horas diarias tallando, puliendo y dando forma al material hasta convertirlo en piezas únicas: “no me imagino la vida sin mi taller. He pasado 60 años aquí dentro, en el mismo sitio, disfrutando de lo que ha sido mi trabajo y, sobre todo, mi pasión”.