Con la Nochebuena despierta en la localidad cacereña de Galisteo la tradición medieval de la Cofradía del Niño Dios. Su seña de identidad es el canto de "las rajas" acompañado de saltos de júbilo ante la inminente llegada de Jesús. Además, su atuendo tradicional con la capa española reviste de solemnidad unas celebraciones que alcanzan en día de Navidad con la procesión del niño, portado por la mujer del mayordomo que lo lleva en su cabeza con la ayuda de una "rodilla" y con mucho mimo y cuidado.
Una singular celebración en la que se viven momentos especiales como el auto sacramental que se elige cada año entre más de treinta historias diferentes o la salida de la "Carantolla". Un personaje que porta una horrible careta y que representa a Herodes, que persigue a los niños por las calles del pueblo. Como nos cuenta el mayordomo de la Cofradía del Niño Dios, Serafín Portillo, "en Galisteo en vez de decir que viene el coco, a los niños se les dice que viene la carantolla". Una figura temida a la par que celebrada por todos.