Saber que si hemos pasado la COVID, nuestro plasma puede ayudar a sanar a otros pacientes fue la punta del iceberg que nos llevó al Banco de Sangre de Extremadura.
Lo que había debajo, era inmenso:Un equipo científico y humano apasionado, una tecnología fascinante ...y de la suma de ambos elementos, "magia",el proceso colaborativo y social que permite que algo esencial para la vida pueda ser compartido entre seres humanos, ya sea sangre, leche materna o cordones umbilicales.
Contemplamos el engranaje que lo hace posible. Con nocturnidad, entre exquisitos cuidados y enorme responsabilidad por lo que está en juego.
Lo comprobamos en directo y en vena. Y una hora más tarde, salimos del lugar, con unos cuantos centilitros de plasma menos en el cuerpo y unas cuantas reflexiones más en la cabeza que confirman que "lo más valioso está dentro. Es gratis. Merece compartirse"