Olga, Tiago, Claudia, Enma y Celia son adolescentes llenos de inquietudes, y sobre todo, seres sensibles.
Se conocieron en septiembre de 2022 en los laboratorios creativos para adolescentes que desarrolló la escritora Carmen Ibarlucea en la biblioteca pública de Cáceres Rodríguez Moñino/María Brey.
Tras asistir a sus seis sesiones, sintieron que se habían encontrado en el ancho mundo, y pidieron dar continuidad a sus encuentros. Así es que, de manera voluntaria, Carmen Ibarlucea, siguió facilitándolos.
Desde entonces los terceros sábados de cada mes desarrollan sus experimentos literarios en la biblioteca cacereña, y los primeros jueves de cada mes se ven en la "casa de la palabra", de la Asociación de vecinos de la ciudad monumental de Cáceres para compartir sus escritos.
Conciben cada encuentro como lugar seguro en el que exponerse no es un riesgo, en el que es fácil compartir experimentos, inquietudes, críticas o bloqueos literarios o vitales sin ser juzgados.
Saben que la literatura, leída, escrita, compartida, desata nudos.
Tal vez sea la patria de quienes no quieren renunciar a ser ellas mismas o ellos mismos.
Un hilo invisible que conecta a lectores, a escritores. El mismo que un día conectó a la Generación literaria del 98, del 14, del 27.
¿También a la Generación literaria del 23?