REPORTAJE: Piso de acogida de mujeres. "Una es de donde pasa la Navidad".
Miércoles, 20 Diciembre 2023


De todos los lugares de una casa, por algún motivo que se desconoce, las cocinas tienen un imán para atraer las conversaciones más íntimas. 

 

Y allí, en la cocina de la casa que visitamos hoy, conocemos a Mayrim, que prepara la comida para las seis personas con las que convive. Se afana en calcular bien las cantidades y en atinar con los gustos de las comensales, diversas en edades y orígenes. En este momento de España, Venezuela y Colombia.  En breve, también para una joven a punto de dar a luz.

 

Mayrim es una de las personas que habita esta vivienda tutelada para mujeres en situación de vulnerabilidad o de exclusión social en Cáceres. Junto a su hija, recibe el apoyo del equipo de CERUJOVI, que gestiona el hogar,y  evita así la situación de calle. Mientras, recibe el acompañamiento individualizado necesario para recuperar en el menor tiempo posible su autonomía,  Y de nuevo volar.

 

Como lo hizo Toni hace un mes. Ella vivió en este hogar durante dos años. Fue el tiempo que necesitó para formarse, encontrar trabajo, regularizar su situación en España y poder de nuevo tomar las riendas de una vida independiente. Libre. 

 

Es el objetivo del equipo de CERUJOVI, que batalla contra las múltiples violencias que atraviesan a las mujeres por el hecho de serlo. Las sociales, machistas, las burocráticas....a las que se añaden otras circunstancias que las aumentan, como ser transexual, ser migrante o madre. No son factores menores. De hecho esta ultima cuestión, tener a hijos o hijas a cargo, es crucial, pues en los casos en los que ellas y sus hijos e hijas quedan sin lugar para vivir, se  activa automáticamente el protocolo de protección a los menores, y estos pasan a ser tutelados, al menos temporalmente, por la Junta de Extremadura. El proceso para que sus madres puedan recuperarlos no es rápido. Ni fácil. Ni está exento de dolor.

 

Con Katarzyna, la coordinadora de los programas sociales de CERUJOVI, tomamos conciencia de esa realidad, y de su mano, conectamos unas violencias con otras hasta ver como sumadas, enfrentan a las mujeres como las que reciben en su vivienda al riesgo de vivir en la calle. A veces, desde dinámicas familiares complejas, en otros casos, a través de estigmas sociales que dificultad una vida normalizada (alquileres imposibles o discriminaciones varias en sus intentos de acceso al mercado laboral). 

 

Ouidad, educadora de esta vivienda tutelada desde hace cuatro años, nos invita a respirar el ambiente de familia extensa de esta casa, el cariño con el que se miman los detalles para que, sin ser elegido, ese lugar sea lo más parecido a un hogar. Para los niños y niñas. Para ellas. Que no son usuarias, sino personas que en este momento precisan de una red de apoyo. Y la encuentran.

 

Juntas recorremos los lugares y los momentos que humanizan este "recurso" y que implica, nos detalla Ouidad, una percepción muy distinta de la experiencia que supondría vivir en centros de acogida, y no en una casa. Contemplamos los dibujos de los niños y de las niñas, sus fotos, la zona de juegos, el calendario de tareas domésticas, el patio donde se soplan las velas, o el garaje donde se tiende al ropa y donde, al llegar, las mujeres dejan sus maletas. Si es que las tienen. 

Huele a casa. Y a camino compartido. A un frente común contra los estigmas sociales. A un "esto lo vamos a lograr" que se canta a coro.

Sororo y empoderado.Paciente. 


Convencido de que nada está marchito. 


Al contrario. A su tiempo.


Todo está floreciendo.