Coexistir y convivir nunca han sido lo mismo. Cuesta no hacer este planteamiento al pisar Campo Arañuelo. El campo Arañuelo de 2023.
Se percibe cambiado respecto al que era hace treinta años, antes de que el llamamiento de mano de obra para el campo hiciera más diversa la zona, atrayendo a población, sobre todo magrebí. Con el paso de los años, muchos de esos trabajadores se han quedado trabajando en la zona y han creado ahí sus familias.
Han pasado décadas desde entonces y sin embargo, la mayoría de las voces del lugar apuntan a que la población autóctona y la de origen magrebí viven de espaldas."Sin conflicto, pero sin mezclarse", nos dicen.
Hemos querido profundizar en las causas de esta coexistencia sin mezcla, en sus consecuencias, y en los caminos que se abren para que estas dos culturas, vecinas desde hace treinta años, se miren a los ojos y se reconozcan con respeto y sin renuncias a sus identidades culturales.
En la segunda entrega de "No somos islas", Ana Gragera conversa con los responsables de la mezquita An Nur, los servicios sociales y la Liga de la Educación en Talayuela, con los de CEPAIM en Navalmoral de la Mata, y con muchos vecinos y vecinas en las calles de ambas localidades.