Pasado el trasplante de médula ósea, toca salir. Y vivir. Sin miedo, pero con prudencia, ya que el proceso de vigilancia de una persona trasplantada, es casi siempre exitoso, pero dura toda la vida.
Como todo va bien, los controles de Toni cada vez son más espaciados en el tiempo. Y eso es algo que le permite "respirar" a ella y a su entorno mucho más tranquilos con cada día que pasa.
Sin la donación de médula ósea de su hermana no habría sido posible, "es la diferencia entre vivir o morir".
Ese es su valor. Y esa es la importancia de aumentar las donaciones de sangre y de médula. Recordemos que hoy por hoy ni una cosa ni la otra pueden fabricarse, por lo que las donaciones de familiares o anónimas son el camino para aumentar las posibilidades de vida de quienes las necesitan.
Pensamos en alto sobre ello. También sobre la buena y la mala suerte...
Han pasado dos horas, y terminamos la conversación con Toni, Marisa y su entorno evocando la nueva "fiesta nacional" que cada 13 de octubre se celebra a partir de ahora en su casa. Y no es para menos.
Toni rebosa vida. Y agradecimiento.
Las hermanas se abrazan para una fotografía que aspira a recoger tanto compartido.
En el centro de la imagen, ellas.
En el eco de su relato, todo lo que no se ve: El sostén de este tiempo complejo.
Las voces de la buena suerte: La buena red.