Existen los lugares, los no lugares y luego están los sitios a los que, llenas de incertidumbres, acuden las personas cuando no tienen donde ir. Uno de ellos es el Centro de Acogida Padre Cristóbal, en Mérida, que pertenece a Cáritas Diocesana de Mérida Badajoz. Dispone de 24 plazas para que las personas en situación de calle, por multitud de motivos, falta de red, de dinero, de trabajo ,a causa de adicciones o de movilidad forzosa, puedan empezar de nuevo y "recalcular su ruta", los objetivos para los nuevos días de su vida.
Allí el caso de cada persona es un proceso individual y se plantea sin juicio, con amor, con mucho tesón, y sobre todo con elevadas dosis de la confianza y el autoestima que las personas que habitan el centro perdieron en el camino. Hasta que las recuperen.
Giovani Stefano Canazza, vivió aquí hace más diez años. Aquí re-inició, nos dice, su nueva vida.
Con él regresamos al edificio y sobre todo al afecto de los profesionales que le recibieron entonces. Fueron fundamentales para su renacimiento. Son, asegura sin dudar, su familia.
Conocemos de su mano la familia numerosa, diversa por encima de todo, del centro Padre Cristobal. Un lugar donde se vive con total normalidad algo realmente excepcional.