Marisa Martínez, una atleta única.
Es una frase o un apelativo manido "atleta única", pero Marisa Martínez cumple a la perfección con el adjetivo. Marisa Martínez es única por varios motivos. El primero es que esta mediofondista montijana fue la primera atleta extremeña en ir a unos Juegos Olímpicos. Y, si la memoria no nos falla (y que nos perdone quien se dé por aludida), Marisa Martínez es, a día de hoy, la única mujer extremeña que ha pisado tartán en unos Juegos.
Lo hizo en 1996, en Atlanta, donde disfrutó del Centennial Olympic Stadium tanto en la gala inaugural como en el día de su prueba, los 5.000 metros. Muestra de que Marisa Martínez es una atleta única está en que llegó a la cita desde Extremadura, entrenando entre su Montijo natal y Badajoz y siempre a las órdenes del extremeño Antonio Pardo. No quiso salir de su tierra y no hizo falta para cumplir los sueños de cualquier deportista. Llegó, como atleta única que es, siendo una joven madre de 23 años. Su primer hijo cumplía 2 años cuando ella lograba la clasificación a los Juegos.
Hoy, con la igualdad y la conciliación todavía por conquistar, se mira con ojos de admiración y autenticidad a aquellas deportistas que perdieron ayudas y apoyos por ser deportistas y madre. No importó, porque Marisa Martínez es tan única que consiguió su plaza, su presencia en los Juegos y su vivencia más emotiva en el atletismo. Y eso que vivió 4 Europeos de Campo a través y, si la memoria no nos vuelve a fallar, 11 internacionalidades con España. Pero ¿Quién se resiste al poder de unos Juegos Olímpicos?