Su currículum es uno de los más brillantes en su deporte. Una jugadora única en una generación histórica.
Tuvo que salir de España para que, una vez que se decantó por el rugby en una familia de piragüismo, su trayectoria ganase reconocimientos.
En Inglaterra demostró todo su potencial en esos años en los que se empezaba a hablar del Rugby como disciplina olímpica.
Que era un talento innato se fue demostrando a lo largo de los años con una Selección que fue rompiendo barreras y expectativas para acabar logrando diploma olímpico en la primera cita del Rugby Seven en unos Juegos. De aquella experiencia en Río hace ya 8 años y María Ribera ha pasado de ser la gran jugadora que era a la entrenadora que ha ido dando pasos hasta hacerse con el banquillo de la selección nacional.
El objetivo es claro: volver a conseguir que el rugby femenino español sea olímpico en Los Ángeles dentro de 4 años. No estarán en París pero el ciclo como entrenadora acaba de comenzar.