Carmen Hurtado, voluntaria en los Juegos del cambio.
Hace 31 años de aquella gran fiesta, de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona 92, los Juegos que han marcado la historia del olimpismo reciente y que significaron un viaje completamente diferente en la competición paralímpica. La apuesta por el deporte para personas con discapacidad se agrandaba, el Comité Paralímpico Internacional cogía protagonismo propio, personalidad única y Barcelona se presentaba como el gran escaparate al mundo.
31 años después, muchos recuerdos siguen frescos. También las emociones de unas semanas en las que se vivía la pasión y la importancia del evento. Un hito que tenía una gran diversidad de protagonistas y responsables: deportistas, miembros de cuerpo técnico, organización, el propio Comité Paralímpico, la ciudad de Barcelona y el país en sus primeros (y únicos hasta ahora) Juegos... Y el voluntariado. Esa gente anónima que trabaja durante 15 días sin descanso para que todo esté en su sitio, para que luzcan las medallas que colgarán en otros cuellos.
Una de esas personas es Carmen Hurtado, a la que su profesión le brindó desde 2 años antes la oportunidad de embarcarse en el "sueño paralímpico" y esta semana nos ha contado algunas de las experiencias que vivió en aquel momento irrepetible.