Eugenia Villares tiene 84 años y sigue siendo un torbellino de actividad desde la residencia "Ciudad Jardín de Cáceres", por eso cada vez que su nieta de adopción, Rocío de Alba, viene a verla "es una fiesta". Se conocieron hace apenas 3 años y desde el primer momento se han convertido en familia, con sus momentos de complicidad y sonrisas... "Eugenia es mi abuela aunque no sea de mi sangre", "Me rejuvenece cuando viene a verme. Me gusta presumir y por eso no paro de decirle a las compañeras 'mira que nieta más guapa tengo' ".
Su punto de contacto se estableció a través del programa "Adopta un Abuelo" cuyo objetivo es poner en contacto a personas mayores con jóvenes para aplacar la soledad que muchas veces sienten. Y tal es el éxito de la propuesta, incrementado en esta época de pandemia, que acaba de ponerse en marcha una aplicación móvil del mismo nombre para ampliar la acción de acompañamiento sin límites ni fronteras. Rocío como voluntaria del programa lo tiene muy claro "El simple hecho de que puedes hacer feliz a alguien es muy bonito". Casi tanto como las bufandas que teje Eugenia junto a las puntadas de cariño que se demuestran mutuamente.