En las infraestructuras hidráulicas y los regadíos extremeños hay pérdidas de casi el 25% del agua que embalsan o canalizan. Algo que es intolerable aunque ya hayamos superado lo peor de la sequía más severa de los últimos años y las lluvias de este otoño e invierno den tranquilidad a los agricultores y ganaderos. Hay que abundar en una cultura del ahorro de este recurso hídrico.
Por este motivo, entidades conservacionistas como Fondenex apelan a las administraciones y a las comunidades de regantes a modernizar esas tuberías, en vez de apostar por nuevas presas como la que se reclama entre Montijo y Badajoz. Además, un trasvase Tajo-Guadiana tendría efectos medioambientales negativos pues, según esa asociación, el Tajo es uno de los ríos más contaminados del país.