Sobre el repunte tan brutal que estamos viviendo de casos relacionados con la violencia hacia las mujeres y los asesinatos machistas reflexiona hoy en esta sintonía Estela Contreras, Directora General del Instituto de la Mujer en Extremadura. Y es que, desde el pasado 9 de mayo, que se levantó el estado de alarma, han sido asesinadas 13 mujeres y cuatro menores en nuestro país. Según el Observatorio contra la Violencia de Genero, una mujer es asesinada cada tres días, cada 72 horas, en nuestro país
Y en lo que llevamos de 2021, son ya 20 mujeres las que han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas, más un caso que está en investigación. Además, 7 menores se han quedado huérfanos. Desde el año 2003 que se cuantifican estos datos, han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas 1.098 mujeres. Y desde 2013, son 40 menores los que han sido asesinados por sus padres. La última, la pequeña Olivia, de 6 años, en Tenerife.
Aquí en la región no se ha producido ningún asesinato, pero sí tenemos muchas mujeres, unas 1.600, bajo la protección de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, más de 2.000 están siendo atendidas por los dispositivos de prevención. Además, 19 mujeres están en riego alto de ser asesinadas por sus parejas o exparejas.
La Directora General del IMEX, insiste en que todas estas mujeres no son un número más, son mujeres con nombre y apellidos y que, además de la violencia física contra las mujeres que termina en asesinato, también hay otras violencias como la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, la violencia económica, psicológica, la mutilación genital o la violencia vicaria, cuyo fin no es otro que matar a la mujer en vida, tras el asesinato de los hijos e hijas.
Hay que incidir en la prevención, detección y acompañamiento de las mujeres y sus respectivos hijos e hijas para que puedan salir del círculo de violencia en el que viven. La educación en igualdad es clave para que desde pequeños se erradiquen los comportamientos violentos. Además, insiste Contreras en su mensaje, es obligación de toda la sociedad ser cómplice de las instituciones y no del silencio. Hay que denunciar siempre que se tenga una ligera sospecha de que una mujer puede estar siendo víctima de la violencia machista.