Evocar los desfiles de carnavales como el pacense o el moralo llena el aire de alegría. Y de percusión.
Reina la elegancia y la magia de movimientos y de sonidos perfectamente coordinados.
Los ojos de quienes observan saltan de un detalle a otro al intentar recorrer los recovecos de trajes imposibles, impecables, perfectos.
Los diseñadores de cada comparsa los imaginan con meses de antelación, pero ¿quiénes los convierten en algo real?
Lo descubrimos pasando la tarde en la casa de Adeli García, en Puebla de la Calzada.
Modista desde hace 40 años da el corte de los trajes de diferentes formaciones a la altura del mes de mayo de cada año. Llegado el mes de noviembre, miembros de diferentes comparsas de la zona, todas mujeres (de momento) se citan en su casa de 4 a 6 de la tarde. Allí elaboran sus trajes, o sus encargos. Los videos tutoriales son toda una ayuda. Y el ambiente entrañable y paciente, una motivación.
El tiempo apremia. Siempre. E ilusiona hasta el punto de arrastrar a familias enteras a "la gran familia" de comparsas como los Pirulfos, la Kochera, Saqora o Vas como Quieres.
El secreto del traje, históricamente blindado deja de tener sentido, porque "lo que pasa en casa de Adeli, se queda en casa de Adeli".
Allí, la tardes de mesa camilla compartidas, y los chupito de anís, imponen la convivencia a la rivalidad. Porque sí, en carnaval se compite, Pero en casa de Adeli, entre puntadas, hilos y maquinas de coser, sobre todo , se comparte.
Es probable que ese discreto matiz sea el verdadero combustible que hacer perdurar la luz del carnaval, la fiesta de la alegría.