La imagen de Javier Álvarez de los Mozos, este domingo, abandonando el Municipal Villanovense, desprendía ya cierto aroma a despedida.
El conjunto serón decía adiós al sueño de jugar, la próxima temporada, en 1ª RFEF tras caer ante el Rayo Majadahonda. Un adiós, prolongado en un gesto. El del hasta ahora técnico del conjunto extremeño despidéndose de su afición, la afición que le ha acompañado y respaldado desde su llegada, el 13 de enero del pasado año.
Desde entonces, De los Mozos ha conseguido dotar al equipo de una imagen de solvencia y fortaleza jornada a jornada. Una imagen, de apariencia inquebrantable, que les ha llevado primero a un ascenso, desde 3ª a 2ªB, y después a luchar por estar, la próxima temporada, en 1ª RFEF.
Hace muchas fechas que el objetivo de la permanencia se le quedó corto al Villanovense de De Los Mozos. Ahora, con el carpetazo a esta temporada tan atípica, es hora de balances. El técnico burgalés, fiel a su estilo inconformista, lo tiene claro: "Después del partido (ante el Rayo Majadahonda) la sensación fue de fracaso. Tengo la sensación de que podíamos haber ascendido".
Y es, precisamente, ese carácter inconformista el que echarán de menos por el Municipal Villanovense. La afición deseaba su continuidad, pero él ha preferido irse con la sensación del deber cumplido. "Es importante saber irse de los sitios, también en los mejores momentos. Los entrenadores solemos irnos cuando las cosas van mal, a mí me gusta irme de los sitios bien." Y él se marcha, asegura, habiendo plantado cara a los conjuntos más potentes de la categoría.
La huella que deja Javier Álvarez de los Mozos en el Villanovense es grande. La afición lo sabe. El equipo también. Un conjunto del que, su propio técnico, afirma, ha conseguido "que tenga una identidad propia". Asegura que "el reto de los entrenadores es que los equipos se parezcan a los entrenadores" y en eso, De los Mozos, se marcha tranquilo.
El club trabaja desde ya en el relevo en el banquillo para la próxima temporada.