22 Diciembre 2020, 9:16
Actualizado 22 Diciembre 2020, 09:16

Las habituales colas a estas horas han dejado paso este año a la soledad que rodea al Teatro Real donde en pocos minutos va a comenzar el Sorteo de la Lotería de Navidad marcado por la covid-19: Solo han acudido dos personas, un hombre disfrazado de cura y una mujer de bombo.

Y es que a pesar de que este año se ha prohibido la asistencia de público, Juan López y "La segunda Doña Manolita", como se hacen llamar, no han querido perderse el sorteo, aunque sea desde la calle.

Esta es la séptima ocasión que Juan acude al Teatro Real, pero este año lo hace "muy apenado", ya que es muy "traumático no poder entrar", ha señalado a Efe.

Dos entusiastas del Sorteo de Navidad disfrazados aguardan en las inmediaciones del Teatro Real antes del inicio del sorteo, este martes en Madrid. La ilusión vuelve a las nueve de esta mañana al Teatro Real de Madrid, que acoge un año más el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, aunque este 2020 pasará a la historia por celebrarse sin público y con unas medidas especiales por el protocolo anticovid. EFE/J.J. Guillén
Dos entusiastas del Sorteo de Navidad disfrazados aguardan en las inmediaciones del Teatro Real antes del inicio del sorteo, este martes en Madrid. EFE/J.J. Guillén



A este leonés, disfrazado de cura, le gusta "sentir la magia que hay dentro, disfrutar, ver a los niños y reencontrarnos con los amigos que venimos todos los años desde distintos puntos de España".

La "segunda Doña Manolita", disfrazada de bombo, lleva siguiendo el sorteo en la platea del teatro desde 2012 y este año, aunque en principio pensó quedarse en casa, al final se puso de acuerdo con Juan para acudir.

"Lo voy a seguir desde la calle", asegura esta mujer, que juega 30 décimos, por lo que "el reintegro me cae seguro".

El Teatro Real acoge un año más el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, aunque este 2020 pasará a la historia por celebrarse sin público y con unas medidas especiales por el protocolo anticovid.

No habrá público y la presencia de los medios se ha reducido en un 50 %, y tampoco se podrán hacer entrevistas a los niños de San Ildefonso que, como el resto de asistentes, deberán permanecer con mascarilla y solo se la podrán quitar cuando vayan a cantar.